¿Conoces el heliotropo?
- associationenarro
- 10 ago
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El heliotropo es una variedad de calcedonia cristalizada, de cuarzo y de hierro. Pertenece a la familia de los jaspes verdes, pero se distingue por sus inclusiones rojas de hematita. Se cree que estas inclusiones rojas se asemejan a manchas de sangre, de ahí el nombre de «piedra de sangre» que también se utiliza para designar al heliotropo. El nombre de heliotropo proviene de las palabras griegas «helios» y «trepein», que significan respectivamente «sol» y «girar», describiendo así la forma en que el mineral refleja la luz.

El texto original en latín de Plinio el Viejo :
Plinio el Viejo describe esta propiedad: «Heliotropium nascitur in Aethiopia, Africa, Cypro, porraceo colore, sanguineis uenis distincta. Causa nominis, quoniam deiecta in uas aquae, fulgore solis accidente, repercussu sanguineo mutat eum, maxime Aethiopica». (Plinio el Viejo, Naturalis historia 37, 165).
TradPhotographie de trois pierres d'héliotrope polies, une variété de jaspe vert avec des taches d'hématite rouge, connue sous le nom de 'pierre de sang'.ucción del texto :
«El heliotropo se encuentra en Etiopía, en África, en Chipre; es de color puerro y está veteado de rojo. Si se le dio este nombre, es porque, puesto en un recipiente de agua, si los rayos del sol inciden en él, les da un reflejo de color de sangre, sobre todo el heliotropo etíope».
En la Antigüedad, el heliotropo era una piedra con numerosas propiedades. En esa época, se utilizaba para la realización de entalles, sellos, bases líticas para inscripciones esotéricas, incluso mágicas, o esculturas votivas. Piedra mágica por excelencia, se utilizaba inicialmente para influir en el clima e invocar tormentas, una vez colocada en agua bajo los rayos del sol.
El texto lapidario conocido como Damigeron (traducción latina de los siglos V-VI, de un original griego probablemente muy anterior) nos indica que el heliotropo permite hacer llover, provocar un eclipse de sol, leer el futuro y preservar la salud y la juventud (Damigeron, De lapidibus (Abel), cap. II, p. 165, líneas 1-19).
Los babilonios utilizaban heliotropos grabados para la adivinación. Se servían de la disposición de los puntos rojos para estimular sus poderes psíquicos, produciendo el mismo resultado que con una visión, siguiendo el rastro que dejaban los puntos. Por esta razón, San Alberto Magno (Albrecht von Bollstädt, 1200-1280) habría llamado al heliotropo "piedra de Babilonia".
En el Egipto faraónico, los guerreros usaban amuletos de heliotropo para obtener una fuerza sobrenatural. A menudo estaba presente en las corazas de las armaduras y en las espadas, ya que se le atribuía el poder de despertar el valor y la bravura incluso en las situaciones más peligrosas. Se suponía que permitía a su portador permanecer invulnerable en la batalla, mucho después de que los que estaban a su alrededor hubieran caído en el campo de honor.
Esta creencia es sin duda la base de otra de sus propiedades mágicas: la invisibilidad. Plinio el Viejo (¡siempre él!) indicaba que los magos la utilizaban como una piedra de invisibilidad («los magos pretenden que unida a la hierba del mismo nombre, y con la ayuda de ciertas fórmulas, el heliotropo hace invisible a quien la lleva»). Mucho más tarde, el escritor florentino Giovanni Boccaccio (1313-1375) perpetuó esta creencia al mencionar el heliotropo como piedra de invisibilidad en uno de sus relatos: el Decamerón. En la misma línea de esta creencia, una de las propiedades esotéricas actuales del heliotropo es la de hacer que quien la lleva sea «invisible» a los ojos de sus enemigos y, sobre todo, a sus malas intenciones...
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